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Las costas irlandesas guardan los restos de la Santa Maria de la Rosa, nao vasca hundida con la Armada Invencible

22/01/2005

Las traicioneras costas de Blasket Sound, lugar del hundimiento (foto IKFA)
Las traicioneras costas de Blasket Sound, lugar del hundimiento (foto IKFA)

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El libro 'La Memoria Sumergida', recientemente editado por el Museo Naval de Donostia coincidiendo con la muestra del mismo nombre, nos evoca la historia de un buen número de naufragios protagonizados por naves vascas, cuyos restos arqueológicos han sido hallados en lugares tan dispares como las costas irlandesas o la canadiense península del Labrador. Reconocidos autores e historiadores contribuyen al libro con artículos en los que se narra la trágica aventura de estos barcos, como el hundimiento de la Santa María de la Rosa en la Armada Invencible. El diario Gara se hace eco de ello en su suplemento Zazpika.
La trágica historia de la nao donostiarra Santa María de la Rosa, única embarcación vasca de las que se perdieron en el desastre de la Armada Invencible cuyos restos han sido hallados, ­concretamente en aguas irlandesas­, es una de las que rescata 'La memoria sumergida', libro colectivo publicado por el Museo Naval de Donostia con ocasión de la exposición homónima que alberga hasta el 4 de marzo y que da cuenta de cuarenta años de arqueología subacuática vasca. El artículo de Colin Martin que incluye el libro es uno de los pocos textos sobre la nao donostiarra publicados hasta la fecha en Euskal Herria.

En aguas de Blasket Sound, en el condado de Kerry, a unos 35 metros de profundidad, descansan los restos del Santa María de la Rosa, una nao de 945 toneladas construida en Donostia en 1587 a expensas de la poderosa familia Villafranca, seguramente con el objetivo de destinarla a la pesca de la ballena. Pero aquella nao no llegó nunca a cruzar el Atlántico, pues tan pronto como salió del astillero fue embargada por orden de Felipe II con el fin de que, pertrechada con 26 cañones, se uniera a la Armada Invencible. El 21 de setiembre del año siguiente, cuando trataba de regresar de aquella aciaga 'jornada de Inglaterra', la embarcación se fue a pique al ser arrojada por la tormenta contra los acantilados irlandeses. De las casi trescientas personas que se habían embarcado en la Península --­64 marineros y 233 soldados­-- sólo sobrevivió una.

Esta es historia del Santa María de la Rosa, 'entre nosotros, poco conocida, y menos conocido es aún que los restos de esa nao están localizados. Por eso hemos solicitado a un especialista como Colin Martin que colaborara en el libro ‘La memoria sumergida’', explica José María Unsain, codirector del Museo Naval de Donostia.

En su artículo, Martin da cuenta de los hallazgos arqueológicos en torno al Santa María de la Rosa, importantes, aunque no tanto como cabía esperar. Han sido rescatados un ancla, huesos humanos, mosquetes y otros objetos, como un astrolabio, que se encuentran en el Museo de Belfast. Entre este material, destacan por su valor documental dos platos de estaño con la inscripción “Matute”, nombre de uno de los capitanes que viajaba en la nao, y que, conjuntamente con la documentación histórica, han permitido determinar sin ninguna duda que los restos hallados bajo el agua corresponden efectivamente al Santa María de la Rosa.

En cuanto al casco de la embarcación, los estudios han constatado que es muy parecido al de la nao San Juan, también del siglo XVI, hallada en Labrador, lo que, destaca Martin, apuntala la hipótesis de que los Villafranca pensaban dedicar el Santa María de la Rosa a la pesca de la ballena.

Testimonio de los últimos momentos

Además de datos arqueológicos, el autor del artículo incluye también dos testimonios sobre los últimos momentos de la nao. El primero es del donostiarra Marcos de Aranburu, capitán del San Juan Bautista, que, junto al San Juan de Portugal, en el que viajaba el propio Juan Martínez de Rekalde, principal hombre de mar de la Armada, se encontraba en Blasket Sound aquel 21 de setiembre de 1588.

'Comenzó a entrar el viento Oeste con una terribilísima furia', dice Aranburu. Los sanjuanes se zafaron a duras penas del choque contra las rocas, pero el Santa María de la Rosa no tuvo la misma suerte. 'En un instante vimos que se iba a fondo, queriendo izar el trinquete, y luego se hundió sin que escapare persona alguna, cosa bien extraordinaria y temeraria', señala Aranburu, que contempló impotente el fin de la nao que capitaneaba su paisano Martín de Villafranca.

Aranburu se equivocaba en una cosa, hace notar Martin, y es que sí hubo un superviviente, Giovanni de Manona, hijo del piloto italiano de la nao, que llegó como pudo a la costa, donde fue capturado e interrogado por la guarnición inglesa. Su testimonio, ­el segundo que cita Martin­, proporciona detalles 'desgarradores' sobre las condiciones a bordo de las naves que regresaban de la 'jornada de Inglaterra', pero también sobre los últimos momentos del Santa María que Aranburu no pudo relatar.

Según Manona, tan pronto como chocaron, uno de los capitanes asesinó a su padre, acusándole de traición. Por otra parte, ­la nao estaba formalmente al mando del hijo del marqués de Villena, que llevaba un nutrido séquito, aunque el capitán era Villafranca. Los caballeros­ pensaron que se salvarían en bote, pero no pudieron soltarlo y se ahogaron.

La tumba del hijo bastardo de Felipe II

La Santa María de la Rosa sigue presente en la memoria de Blasket Sound, donde existe una tumba atribuida a un hijo de Felipe II que supuestamente sucumbió en aquel naufragio. La leyenda se basa, explica Colin Martin, en la declaración de Giovanni de Manona, quien afirmó que en la nao viajaba el príncipe de Ascoli, bastardo real. «No puede ser cierto, ya que Ascoli sobrevivió a la Armada, pero la leyenda persiste», explica Martin.

El cruento recibimiento del clan O’Malley

Fueron al menos una veintena las embarcaciones de la Invencible que se fueron a pique en Irlanda. Incluso se conservan tradiciones relacionadas con estos hechos, como la de la localidad de Avoch, cuyos habitantes de consideran descendientes de algunos de aquellos náufragos, según explica Rafael López en su reciente 'Navarre shall be... La Tierra del Euskara y las Islas Británicas' (Pamiela, 2004).

Las embarcaciones vascas que naufragaron fueron tres: el Santa María de la Rosa, el San Esteban y el Gran Grin. Las tripulaciones de estas dos últimas naves conocieron un final más trágico aún si cabe que la del Santa María de la Rosa, según señala Colin Martin en 'La memoria sumergida'.

El San Esteban, también de Donostia, se hundió en Doonbeg. Pocos sobrevivieron al naufragio, pero quienes lo hicieron fueron ejecutados por el sheriff de Clare en un lugar denominado Pairc na Croha (campo de los ahorcados).

El Gran Grin, de 1.160 toneladas y armado con 28 cañones, fue arrojado a la costa por la misma tormenta que acabó con el Santa María de la Rosa y se hundió en la bahía de Clew. Unos doscientos tripulantes perecieron ahogados. Otros cien, con el capitán Pedro de Mendoza al frente, consiguieron ganar la costa en bote, pero allí los esperaban los miembros del clan O’Malley, que los masacraron.

Cabe señalar que, en la geopolítica de la época, Irlanda, mayoritariamente católica, era aliada de Felipe II contra Inglaterra y los protestantes. El propio Rekalde intervino en misiones de ayuda a los irlandeses. Pero, por lo visto, aquella geopolítica no iba con el clan O’Malley.


Enlaces relacionados

El artículo completo en Zazpika
Zazpika, suplemento de Gara

Artículo sobre el Museo Naval de Donostia
En euskonews.com

El libro 'Navarre shall be... la tierra del euskera y las islas británicas'
En pamiela.org

La exposición 'La Memoria Sumergida': 'Gure herriaren berri, urpetik'
En Berria

'Testigo de cuatro décadas de arqueología subacuática vasca'
En Gara

'El Museo Naval reúne los tesoros submarinos del Golfo de Vizcaya'
En El Correo


Comentarios

  • Gran Armada / A. Invencible

    No se entiende el motivo del uso de la denominacion "Armada Invencible", sarcástica y autoglorificadora denominación utilizada por la "pérfida Albión". Implica un auto-desmerecimiento, que leva a "a confesión de parte, relevo de prueba"...

    Alberto Varela (Buenos Aires, Argentina), 10/07/2023 18:45

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