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La prensa vasca se hace eco de la relación solidaria Oñati-José C. Paz y la creación de la ONG 'Hermansoloña'

30/12/2009

José Antonio Urteaga en una imagen sacada en septiembre de 2004, cuando EuskalKultura.com visitó en Oñati el desarrollo de sus envíos y actividad solidaria con José C. Paz (foto EuskalKultura.com)
José Antonio Urteaga en una imagen sacada en septiembre de 2004, cuando EuskalKultura.com visitó en Oñati el desarrollo de sus envíos y actividad solidaria con José C. Paz (foto EuskalKultura.com)

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El flujo solidario que activó el hermanamiento en el año 2000 entre la población vasca de Oñati, en Gipuzkoa, y la ciudad argentina de José C. Paz, en la provincia de Buenos Aires, no deja de dar frutos. Después de ocho años siendo abanderados de la solidaridad, el grupo oñatiarra de ayuda a Argentina ha dado un paso más, para constituirse en la ONG 'Hermansoloña'. El diario 'Noticias de Gipuzkoa' entrevistaba en su edición de ayer al coordinador del proyecto, el oñatiarra José Antonio Urteaga.

Anabel Domínguez/Oñati, Gipuzkoa. José Antonio Urteaga habla con pasión de la actuaciones que llevan a cabo en Argentina. Sus palabras son convincentes. Él y el resto de oñatiarras con los que comparte las mismas inquietudes son una muestra de trabajo, esfuerzo, organización y sobrada generosidad.

-¿Cuáles son los proyectos que han ejecutado en estos años?

Con nuestra ayuda se ha podido equipar varios talleres de costura, panaderías, acondicionar algún invernadero y rehabilitar viviendas para minusválidos. También hemos financiado la ampliación de la chocolatería donde estamos a punto de formar una empresa cooperativa, además de contribuir a la construcción de un amplio comedor y dispensario en el comedor Rayito de Luz que lleva el oñatiarra José Erostarbe. Estamos becando, asimismo, a jóvenes para que realicen estudios superiores o medios.

-Por tanto, la ayuda que prestan tiene una proyección que va más allá de lo asistencial.

Hemos saltado de ser simplemente asistenciales a impulsar la colaboración comunitaria, la concienciación social… Recogemos material pero, sobre todo, damos importancia a la promoción social, a la educación y la formación entre los ciudadanos de José C. Paz y el entorno. Esto es vital. Así que se imparten cursos de oficios (costura, peluquería, liderazgo…) y se ha formado un grupo, Contigo -Consorcio de Trabajo y Gestión Organizada-, con gente que tiene capacidad productiva.

-Han decidido dar un nuevo salto y constituirse en una ONG bautizada como Hermansoloña. ¿Por qué?

Tenemos entre manos dos proyectos de gran trascendencia. La puesta en marcha de una especie de ciudad de los muchachos, Nazaret, que consiste en crear talleres, infraestructuras deportivas, huertas y casitas, algunas ya construidas. La fundación San José de Providente acoge a unos 300 niños y se les quiere proporcionar una formación integral. Del mismo modo, se quiere hacer una residencia para los minusválidos que llegan a cierta edad y no tienen quién les acoja. Para ello necesitamos otro nivel de dinero y pensamos constituir una ONG y acceder a las ayudas que concede la Diputación y Gobierno Vasco. Somos una entidad nacida del Comité de Hermanamiento que representa a todo el pueblo, desde las familias, escuelas, empresas, sociedades..., hasta el Ayuntamiento y el Grupo Ulma.

-¿Cómo es José C. Paz?

Es duro para ver. Es una ciudad de unos 400.000 habitantes que carece de alcantarillado, no tiene agua corriente, la mitad de las calles están sin asfaltar y sólo existen tres oficinas bancarias para pagar el sueldo a los funcionarios. La gente no tiene dinero. Para el turista no tiene nada atractivo, a no ser que vayas a visitar a una familia amiga o porque eres vasco y vas al centro vasco.

-¿Qué es lo que más le sorprendió de su primer contacto con esta localidad argentina y su entorno?

Hay un gran contraste. La primera vez que estuvimos en José C. Paz fue en enero de 2003. Aquí había nevado mucho y nos trasladamos al aeropuerto en un Land-Rover. Llegamos allí a las 7.00 de la mañana con 32 grados. Era domingo y nos pusimos a repartir los juguetes del container que acabábamos de enviar. Había más de cien niños. Hay que tener en cuenta que también trabajamos en 50 centros en José C. Paz, San Miguel y Malvinas que dan de comer a niños y les proporcionan apoyo escolar. Van al colegio por la mañana o por la tarde, y el resto del día están libres. Y en un sitio así niños en la calle... mal porvenir. Una grandísima parte de ellos son de familias desestructuradas. Ese día, además, era el de cobro. Había unos 30 ancianos a los que se les hacía firmar por recibir 20 pesos, entonces seis euros. Fue un poco angustioso, pero cuando ves que hay gente trabajando, que se van logrando objetivos, merece la pena.

-¿Y cómo se portan los oñatiarras?

Divinamente, cada vez que hemos solicitado su ayuda han estado muy predispuestos. En todo este tiempo hemos enviado 25 containers a Argentina. Recogemos de todo: ropa, calzado, bolsos..., pero, sobre todo, calidad y dignidad. No mandamos nada que esté en mal estado. El 85% se queda en la provincia de Buenos Aires, y un 15% aproximadamente va al noroeste argentino. Gracias a los Agustinos llegamos a otras zonas.

-Ahora existe la opción de ser socio.

Sí, abonando una cuota de 300 euros se puede apadrinar a un niño o, por ejemplo, pagar el envío de un container entre diez cuando no haya dinero. Hemos implantado la figura de Amigo con cien euros. No obstante, aceptamos cualquier tipo de aportación. Si alguien quiere darnos diez euros, nosotros encantados. Allí con diez euros se hacen maravillas.

(publicado el 29-12-2009 en Noticias de Gipuzkoa)

-Más información, fundación de Hermansoloña, aquí (Diario Vasco)



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