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El programa radial Presencia Vasca de Paraná recordó a Pedro Mari de Irujo en el centenario de su nacimiento

26/02/2010

Pedro Mari de Irujo (foto Anuario Egin 1983-Euskomedia)
Pedro Mari de Irujo (foto Anuario Egin 1983-Euskomedia)

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El programa radial 'Presencia Vasca', que se emite semanalmente desde la ciudad argentina de Paraná, en la Provincia de Entre Ríos, recordó en su edición del pasado domingo a Pedro María de Irujo, con motivo de celebrarse este martes el centenario de su nacimiento en Estella-Lizarra, ocurrido el 23 de febrero de 1910. Con motivo de la efemérides, el comentarista semanal del espacio, Mikel Ezkerro, realizó un extenso y emocionado recordatorio de su amigo Pello Mari, integrante de una familia en la que su padre, Daniel Irujo, fue el abogado defensor de Sabino Arana; sus hermanos Manuel de Irujo, diputado foral, parlamentario por Navarra y ministro de Justicia en Madrid; Andrés de Irujo, activísimo en el campo cultural y fundador de la editorial vasca porteña Ekin. Resumen de la columna editorial, que nos remite desde Paraná 'Presencia Vasca'.

Paraná, Argentina. Pedro María de Irujo se graduó en 1935 de abogado en Madrid. Pero cuando se disponía a ejercer la profesión en su tierra natal, la sublevación militar franquista cambió el rumbo de su vida para siempre. Tomó parte activa en Donostia-San Sebastián del posicionamiento del Partido Nacionalista Vasco (EAJ-PNV) a favor del gobierno de la República.

Participó de operaciones humanitarias ya iniciada la Guerra Civil, pero el 13 de setiembre de 1936 --en cumplimento de una misión encomendada--, fue sorprendido en altamar por los franquistas. “Para evitar que lo identificaran arrojó al mar en ese momento un anillo, porque llevaba sus iniciales; una anécdota que él contaba con mucho pesar”, rememoró Ezkerro.

Finalmente fue condenado de inmediato y en forma sumarísima a la pena de muerte. Estuvo con el 'cúmplase' en la sentencia por espacio de tres años. El pedido por su vida movilizó a la opinión pública europea, pero también a la argentina: parlamentarios y hasta el propio presidente Ortiz enviaron telegramas solicitando por la vida de Irujo al cuartel militar de franquista.

“Al final, le fue conmutada la pena el 22 de noviembre de 1939, Día de Santa Cecilia, patrona de la música. Lo festejaba todos los años con alguna copita, ya decía que era su segunda fecha de nacimiento”, recordó Ezkerro.

El hombre de la resistencia

Tras permanecer tres años más en la cárcel, en 1942 sale de prisión. Vivió en Cuenca, hasta que un día recibió una tarjeta postal con una letra que él reconoce perfectamente, en la que decía: “Pedro Mari, te invito a bailar un vals”. Ha entendido perfectamente la misiva, que le enviaba Juan de Ajuriaguerra, líder del PNV, cuyo olfato político lo llevó a convocar al menor de los Irujo, pese a saber que no pertenecía a su partido.

Así fue como llegó luego a ser el jefe de la Resistencia Vasca en Madrid, realizando acciones épicas propias de alguna novela de su admirado Pío Baroja. A sus órdenes actuó, entre otros, quien luego sería el gran lingüista, Koldo Michelena.

“Fue el único jefe de la resistencia que nunca fue detenido. Fui testigo personal de una charla en la Editorial Ekin de Buenos Aires, en la que su hermano Manuel lo denominó homo resistentis, el hombre de la resistencia por antonomasia”, detalló el columnista en otro tramo de su intervención.

Tuvo que salir al exilio, recalando en 1950 en la Argentina. Trabajó en tareas editoriales y periodísticas, así como en volver a sacar el periódico de Acción Nacionalista Vasca (ANV-EAE), el mensuario Eusko Lurra (Tierra Vasca).

“Fui su compañero de alegrías y sinsabores, de abrir cientos de cartas con detalles de lo que sucedía en el País Vasco. Él era una de las cuatro personas que tenía autentica información en la Argentina de todo lo que pasaba en Euskadi. Hoy sus nombres se pueden mencionar. Fueron: Pedro de Basaldua, Andoni de Astigarraga, Andrés María de Irujo y Pello Mari de Irujo”, mencionó Ezkerro.

El historiador destacó que en Eusko Lurra escribieron las mejores plumas vascas de todas las ideologías, “sin censuras de ningún tipo por parte de Pello Mari, para el cual no cabían algunas consignas del silencio que otros dócilmente siguieron. El elegía a sus amigos, y sabía defenderlos con uñas y dientes”, destacó.

Durante años --desde el 1960 a 1975--, Ezkerro se encontró todos los días del año con Pello Mari, la mayoría de las veces, en un bar situado en la cuadra donde vivía, que por feliz capricho del destino se llamaba 'Los leones'.

“No sé si esta semana alguien se acordará de Pello Mari, en este centenario de su nacimiento. Pero hoy en 'Presencia Vasca' hemos traído el recuerdo de un patriota vasco con mayúscula, un navarro, doblemente vasco, a un resistente, un amigo del alma y del corazón. Pello Mari: allí donde estés, con tu pañuelito al cuello, con tu cigarro consumiéndose en la mano, con las cartillas donde no había nada blanco, con aquel Tierra Vasca que llegaba a todo el mundo. Pello Mari de Irujo, amigo, hasta cualquier momento”, expresó Ezkerro a los oyentes con emoción incontenible.

Pedro María de Irujo murió el 24 de febrero de 1983, en Iruña/Pamplona, pocos días después de que lo visitara -por última vez- su amigo Mikel Ezkerro.



Comentarios

  • MXL745E

    Federico, Mikel, eskerrik asko por el recuerdo

    miren amaia blanco irujo, 26/02/2010 13:28

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