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Atxaga: «Hace falta un nuevo marco utópico, porque los modelos nacionalista vasco y español están agotados»

15/01/2007

Bernardo Atxaga en una foto de archivo, pronunciando una conferencia en Nueva York
Bernardo Atxaga en una foto de archivo, pronunciando una conferencia en Nueva York

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'ETA no sólo condiciona la agenda de los políticos. También la de los escritores. El último atentado de la banda terrorista en Madrid obligó a modificar la conferencia que el escritor guipuzcoano Bernardo Atxaga pensaba pronunciar el pasado lunes en el Club Prensa Asturiana de(l diario) La Nueva España (de Oviedo) tras aceptar una invitación de la Asociación de Jóvenes Historiadores'. Así comienza la entrevista que el periodista Rafael Sarralde realizó a Bernardo Atxaga y publicaba este fin de semana el citado diario de esa capital española, en la que el escritor asteasuarra expresa su opinión sobre la actualidad más candente.
El autor de «Obabakoak» quería hablar en Oviedo de su proyecto de Ciudad Vasca, un espacio utópico donde confluyen todas las identidades, un lugar, en sus propias palabras, «donde la gente viva en paz, donde no haya dueños y nadie decida quién vive ni quién trabaja, porque todos tienen derecho, vengan de donde vengan». Al final, con los cadáveres de dos ecuatorianos en la mente, terminó hablando de pasado, de ese bucle que conduce al País Vasco a reescribir la historia una y otra vez.

-Y ahora, ¿qué?

-Todos estábamos convencidos, incluso Batasuna, de que el proceso iba para adelante. Todas las piezas del dominó parecían en su sitio y, de repente, esas piezas se echan a la mesa, se mezclan y ya no hay ni orden ni concierto. Todo apunta a un segundo proceso con el escarmiento de lo ocurrido. Lo tremendo es cómo una extrema minoría marca la agenda política y acarrea tanto sufrimiento.

-¿ETA es el resultado de un naufragio moral de toda una generación de vascos?

-No lo creo. ETA es otra lección más de la historia: de cómo una inmensa mayoría de gente se ve afectada por casi nadie. ¿Naufragio moral? Las sociedades son una mezcla de lo más miserable y lo más angélico, de lo alto y lo bajo. Quien cree en una generación naufragada es aquel que ha abrazado una fe y luego abraza otra. De todas las figuras que existen, en la que menos confío es en aquella que creía comprenderlo todo en los años sesenta y ahora cree comprenderlo todo en el otro sentido.

-¿ETA no aprendió nada del 11-M?

-No creo que ésa sea la forma de pensar de ETA. Creo que ellos buscaban un acto simbólico tremendo para demostrar su fuerza. Ésa es su forma de pensar. Lo que es evidente para el resto del mundo no es evidente para ETA. Tú no puedes poner una bomba así y pensar que todo va a quedar en humo. Así piensa sólo alguien insensible al sufrimiento ajeno.

-Lo del País Vasco se compara con el mito de Sísifo.

-Es una imagen perfecta. Es una buena metáfora de la situación vasca.

-¿No se cansa de tanto baile en torno a la identidad vasca?

-Mucha gente en Euskadi lleva adelante una defensa de lo identitario y es gente pacífica. Lo que yo veo ahora es un problema de mecánica. La propia dirección de ETA no piensa seguir adelante. Pero quiere morir de pie. Según la información de la que dispongo, la cuestión política no planteaba problemas para ellos. Los obstáculos se situaban en cuestiones como la de los presos.

-El paisaje es muy feo.

-He oído a Rajoy y sí, el paisaje es muy feo. Reconozco que estuve expectante la víspera de Navidad porque yo pensaba que ese día iba a haber un gesto del Gobierno. Pensé en una aproximación de presos. Al no ver nada, tuve una sensación mala. Pensé: qué lento va esto.

-¿Por qué le preocupa Rajoy?

-Me preocupa que Rajoy haya hecho mención a que el PP piensa recurrir la sentencia que proclama la inocencia de «Egunkaria». Piense que hay personas en este periódico cuya trayectoria se caracterizaba por su antinacionalismo. El PP se equivoca al pensar que las cosas estaban bien antes. Este asunto no se resuelve policialmente.

-Aparte del precio de la vivienda, ¿qué oprime a los vascos?

-En mi opinión, lo que hace falta es un nuevo marco utópico. Los modelos utópicos que surgen del nacionalismo vasco (Euskadi, independentismo, etcétera) y del nacionalismo español (todo esto es España y punto) están agotados. Yo hablo de la Ciudad Vasca. Una ciudad se construye constantemente, no es de nadie, es un espacio donde cabe todo el mundo.

-Acaba con el mito del origen rural de la esencia vasca.

-La asimilación de lo vasco a lo campesino está en el origen de todo lo que ha pasado en el último siglo. La ciudad es una articulación para la libertad, la comunicación. Un lugar para la palabra. La mía es una utopía comunicativa. Se trataría de montar una estructura política, administrativa e ideológica, aunque un geógrafo dijo que, de hecho, desde el punto de vista geográfico ya existe la Ciudad Vasca porque hay pocos lugares donde el concepto de región metropolitana sea más patente.

-A la sociedad vasca se le reprocha que haya mirado de lado frente al sufrimiento de tantas víctimas del terrorismo.

-Quizá sea verdad, pero habría que analizar caso a caso. Yo mismo he sufrido esa acusación y al mismo tiempo escribí el epígrafe de la exposición fotográfica sobre Miguel Ángel Blanco. En un texto que va a salir ahora, me quiero defender de una postura ideológica que es condenatoria desde el principio. Hablo de atmósferas brutales, como los que daban vivas a ETA la misma noche que habían matado a dos policías, o la del estadio Vicente Calderón gritando «viva España» el mismo día que mataron a un aficionado de la Real Sociedad.

-A usted se le ha acusado de mantenerse equidistante entre los que condenan a ETA y los que la defienden.

-Eso es calumnioso. No tengo nada que responder. Un escritor vasco tiene que estar preparado para el combate porque va a recibir muchos guantazos. Es bueno que haya días y haya años porque al final veremos dónde estuvo cada uno y el papel que asumió.

-A usted los guantazos se lo dan Jon Juaristi y Savater.

-Juaristi dice que perteneció a ETA. No me lo creo. Pero ha hecho un viaje desde el trotskismo hasta el prólogo del libro de Aznar. Esa es su trayectoria. Y tendrá que responder por ella.

-¿Y Savater?

-Tiene la mala costumbre de usar el género más bajo: insultar y acusar sin ton ni son.

-¿Usted sueña con la patria vasca?

-Quizá no tanto como Juaristi pero en la adolescencia, claro que sí, porque la patria es una idea romántica y los jóvenes lo confunden todo. Pero al margen de este período, siempre he sido la persona más fría y más escéptica con este asunto.

-Decía el otro día Iñaki Gabilondo que con los problemas reales que hay en el planeta es obsceno seguir hablando de la violencia en Euskadi.

-Sí. Pero hay que insistir en de lo de la extrema minoría. La inmensa mayoría no comparte nada con ellos.

-¿ETA está sola?

-Eso es evidente. Se podrá ver en la manifestación del sábado. No cabrá nadie en Bilbao. Iremos todos, salvo los del PP. Pero tengo la sensación de que este partido a veces no hace política. ¿Cómo han tratado a Pilar Manjón, que también es una víctima del terrorismo?

-Siendo poeta y novelista, ¿le frustra tener que estar todo el día hablando de política?

-Igual hay que pensar que es un destino. Acabo de volver de Alemania. Es terrible porque todas las preguntas que me hicieron fueron sobre ETA y el terrorismo. Tengo la teoría de que los libros llegan a la gente en momentos de cierto reposo. La gente sale de su pelea diaria gracias a la literatura. Abren esa habitación interior en la que todo es posible a través de los libros. Tener que hablar de otras cosas no me alegra especialmente.

-¿Es el precio que paga por ser escritor vasco?

-Sí, y supongo que es un precio por tener una posición ideológica: yo apoyo a Izquierda Unida.

-Sabrá que muchos votantes de IU fuera del País Vasco no perdonan a la coalición su pacto con el PNV y EA. ¿Qué pinta un partido de izquierdas y federalista con partidos nacionalistas y conservadores?

-El PNV también ha ido cambiando, pero yo apoyo la decisión de Madrazo porque hay que estar donde se cuecen las habas. Cada vez desconfío más de las opiniones distantes. No hay nada más fácil que una opinión distante: qué mal está el mundo, qué mal gobiernan nuestros políticos, qué caro está todo. ¡Pero bueno! ¿Esos señores viven en el limbo? Entre Baroja y Machado me quedo con Machado. Nunca estuvo flotando en el limbo. A mí me maravilla lo lógico, lo racional, lo sensato, lo calculado.

-Todo lo que no se encuentra en el País Vasco.

-Ni en España. Ni incluso fuera de España. He llegado a la conclusión de que lo nuestro es un episodio, con la vertiente de las bombas, de algo muy general.

(publicado el 13-01-2007 en La Nueva España de Oviedo)


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