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Unai Telleria, clases gratuitas de euskera en Manhattan: “Todos somos embajadores de la cultura vasca” (Deian)

2017/10/13

Unai Telleria ha encontrado la fórmula para compaginar la nostalgia por su Oñati natal con las ganas de conocer mundo. Desde 2015, acerca la cultura vasca a los interesados a través de sus clases gratuitas de euskera en Nueva York

Lotura: Deia

Noemí Gonzalo / Nueva York. Hace tres años, Unai Telleria llegó a Nueva York, donde comenzó a trabajar como analista de mercado en la Delegación del Gobierno vasco facilitando la entrada de empresas vascas en los Estados Unidos. Una vez a la semana, el oñatiarra se reúne en un aula de la prestigiosa Universidad de Columbia con un pequeño y heterogéneo grupo de alumnos apasionados por el euskera. La primera clase del nuevo curso académico comenzó el pasado 28 de septiembre y, en los primeros minutos de la lección, Telleria repasó la gramática construyendo frases sobre la belleza del valle de Oñati.

Este es el tercer año que imparte el curso. ¿Qué le motivó a hacerse cargo de las clases?

-En la euskaletxea de Nueva York me comentaron que había gente con ganas de aprender nuestra lengua y necesitaban voluntarios para impartir las clases. Me hizo ilusión saber que, tan lejos de Euskadi, había gente interesada en conocer nuestro idioma y cultura. En la euskaletxea han hecho una gran labor y quise colaborar. Por una parte, como vasco, me sentí en la obligación; y por otra, pensé que me haría sentir más cerca de casa.

La Universidad de Columbia es uno de los centros universitarios más prestigiosos de Estados Unidos. ¿Cómo consiguió una clase en ese campus?

-Las clases de euskera que damos en la Universidad de Columbia no forman parte de su oferta académica oficial. Impartimos las clases aquí porque dos estudiantes son profesores en esta universidad. Para nosotros es un privilegio poder reunirnos aquí: las relaciones entre Euskadi y la Universidad de Columbia se remontan a los años cuarenta, cuando el lehendakari Jose Antonio Agirre ejerció aquí como profesor de Historia. En la actualidad, Agirre Lehendakaria Center y la UPV/EHU cuentan precisamente con un acuerdo de colaboración con la Universidad de Columbia.

¿Cómo son los estudiantes de euskera al otro lado del Atlántico?

-El grupo que se reúne en la Universidad de Columbia es variado. Son personas intelectuales, con historias diferentes, y unidas por una misma inquietud: el euskera. Es importante destacar que ninguno de ellos estudia euskera por motivos profesionales, sino porque les entusiasma y aprecian su valor histórico.

Da a conocer Euskal Herria en los Estados Unidos. ¿Se podría decir que es un embajador de la cultura vasca?

-Todos somos embajadores de la cultura vasca. Yo enseño el idioma y hablo de nuestra cultura a los alumnos, quienes a su vez, hacen lo mismo de forma exponencial. Así vamos creando una red que ayuda a difundir información sobre el País Vasco en Estados Unidos.

¿En Estados Unidos se conoce Euskadi y su cultura?

-En la actualidad existen más de 35 centros vascos repartidos por Estados Unidos. La comunidad vasco-americana es muy activa en estados como Idaho, California, Utah, Nevada o Nueva York, donde sus miembros juegan un gran papel como difusores de la cultura vasca a través de festivales, cursos universitarios, exposiciones, etc.

¿Cómo ve el futuro del euskera en la comunidad vasco americana?

-Desde HABE y NABO, y gracias a la colaboración de los voluntarios, se trabaja para ofrecer facilidades a aquellas personas interesadas en aprender euskera. Además de las clases presenciales existen varias herramientas on line. Por lo tanto, creo que vamos por buen camino para mantener vivo el euskera en nuestra comunidad a este lado del Atlántico. En 2015 tuve la oportunidad de asistir al jaialdi en Boise, Idaho, y fue una experiencia única. Me impresionó el gran poder de convocatoria que tuvo el festival al que se acercaron miles de amantes del euskera y de nuestra cultura de todas partes del mundo. Aunque estábamos a miles de kilómetros de Euskadi, hablábamos nuestra lengua y era como estar en casa.

Un 'hobby' gratificante: Aprenden para entender canciones, conocer la cultura o recuperar la destreza lingüística

Noemí Gonzalo / Nueva York. El pequeño grupo de alumnos que se reúne semanalmente en la Universidad de Columbia para avanzar en el conocimiento del euskera es tan variopinto, como las razones que les llevaron a estudiar la lengua vasca. “En 1998 compré un CD que contenía una canción de Negu Gorriak. Fue entonces cuando me apasioné por el euskera. Estudié el idioma durante diez años con un libro de gramática y luego comencé con las clases. No me parece una lengua difícil, sino diferente”, comenta Vito Havrilla, un alumno nacido en Nueva Jersey.

Otras personas acuden a estas clases para volver a adquirir la destreza lingüística que perdieron con el paso de los años, como Ana Mari Agirre, neoyorkina de origen vasco. “Mis abuelos inmigraron de Bizkaia a Estados Unidos. De pequeña hablaba euskera, pero todo cambió cuando empecé el colegio. El primer día de clase llegué a casa llorando porque no había podido jugar con los otros niños pues no entendía lo que decían. Pedí a mis padres que me hablaran sólo en inglés. A partir de ese momento, a base de no usar el euskera perdí la que en un principio fue mi lengua materna”, relata Agirre.

Hace diez años, Pierce Force, que es profesor de Literatura Francesa en la misma Universidad de Columbia, compró una residencia de verano en Iparralde, lugar de nacimiento de su madre. “Quiero hablar euskera para charlar con mis vecinos. Además de las clases en Nueva York, he participado en dos cursos intensivos de euskera en dialecto de Zuberoa. Me fascina estudiar las diferencias y la riqueza del idioma”, explica este profesor con ascendientes vascos.

UN ‘HOBBY’ GRATIFICANTE

Para el riojano y profesor de Neurobiología Rafael Yuste aprender euskera es su hobby y su pasión. “Llevo años estudiando el idioma -dice durante un paréntesis de la clase en Nueva York- y cuanto más lo estudio, más me gusta. Es una joya de idioma con muchísima riqueza. Me encanta la precisión de su gramática y cómo, con el euskera, se toca el mundo más directamente. Sólo por entender parte de las canciones de bertsolaritza ya me merece la pena el esfuerzo que supone estudiar el idioma”, concluye Yuste.



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