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Santiago, Chile. Halcartegaray es un apellido históricamente vinculado al Centro Vasco de Chile y, desde luego, a la industria chilena del calzado y la curtiduría, actividades a las que tanto contribuyeron los vascos, sobre todo de Iparralde, asentados en Chile. En el recién iniciado 2003, año en que la fábrica que fundara el luhusoarra (habitante de la población labortana de Luhuso) Félix Halcartegaray Duhalde cumple 75 años, el diario santiaguino El Mercurio dedica un extenso reportaje a los integrantes de esta familia que con determinación vasca, olfato empresarial innato y experiencia adquirida en años en el negocio, señala el diario, han logrado que su marca de zapatos tenga un excelente prestigio y, además, sea ampliamente reconocida y recordada.

En 1928, con apenas 28 años, y diez después de llegar a Chile, fundó el patriarca Félix Halcartegaray Duhalde la fábrica de calzados Guante. Hoy, en un contexto en que empresas símbolo del rubro en el país como Jarman o Calpany han cerrado o quebrado, el negocio que comenzara en 1928 aquel joven luhusoarra celebra sus bodas de platino, y lo hace con una producción promedio de 1.800 pares diarios que elaboran 500 funcionarios, con 20 locales distribuidos en distintas ciudades de Chile y exportando a países como México, Perú, Paraguay y Bolivia, y una facturación en 2002 de $9.700 millones, todo ello bajo la dirección de la tercera generación de Halcartegarays.

Los vascos somos busquillas, disparamos de chincol a jote, afirma don Félix Halcartegaray Reyes (71 años), hijo del fundador y enviado de joven por su padre a ser educado en Baiona, quien junto a sus hijos Félix (43) y Esteban (42) Halcartegaray Bichendaritz ha continuado la empresa.

Mantienen la casa familiar en Luhuso

A pesar de los años trancurridos desde la llegada del patriarca, los Halcartegaray mantienen tradiciones típicamente vascas, señala el reportaje. Así, las angulas al pilpil y la tortilla de biperra (ají que se cosecha chico, aclara), en el plano culinario; la pelota vasca y el trinquete (frontón en espacio cerrado, define), si de juegos se trata, y el fandango a la hora de bailar.

Resalta asimismo que hasta hace 2 años, el propio Félix II se encargó de mantener la casa familiar en Luhuso, con la ilusión de que sus hijos la visitaran con frecuencia. La tenía totalmente instalada, con calefacción y teléfono operando, pero en la práctica ésta pasaba bastante vacía. La excepción fue el mundial (Francia 98), cuando la casa se convirtió en centro de operaciones, dice don Félix. Aunque le ha sido difícil movilizar a su prole a la tierra de sus amores, él mismo se encarga de ir bien seguido. Todos los años escapa del invierno austral y pasa un mes completo por esos lados, donde aprovecha de presenciar la celebración de la festividad de San Fermín, señala el rotativo chileno.