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Tres Arroyos, Argentina. “Para ser merecedor de esta distinción, basta con ser ciudadano, no es necesario ser vasco o descendientes de vascos, ni socio de nuestra entidad, ya que esta actividad está pensada precisamente como integradora del Centro Vasco a nuestra sociedad”, especifican desde Hiru Erreka a EuskalKultura.com. La lista de premiados de este año está compuesta por el matrimonio formado por Olimpia Correa y Juan Carlos Tróccoli, por Ely Elena Pereyra Vda. de Rodríguez, por Alberto Losada y, por último, por Daniel Brajovich.

Olimpia Correa nació en Tucumán y estudió medicina en Córdoba, donde conoció a quien luego se convertiría en su esposo y compañero de la vida, Juan Carlos Tróccoli. Después de recibirse, el matrimonio se instaló en Tres Arroyos en el 1955 para ejercer la medicina, concretamente la pediatría. Ambos trabajaron en el ámbito público -Hospital Pirovano- y privado, y realizaban visitas a domicilio todos los días del año. La señora Correa, además, fue la primera médica de la localidad, se desempeñó como docente y junto con otras colegas creó la Asociación de Mujeres Universitarias y el Centro Médico Pedagógico. El matrimonio Correa Tróccoli tiene ahora tres hijos, Gustavo, Jorge y Guillermo, ocho nietos y dos bisnietos mellizos.

Ely Elena Pereyra, Vda. de Rodríguez fue una "trabajadora incansable y una devota cristiana". Nacida en 1922, dedicó su vida a trabajar para su familia y para los demás; tuvo siete hijos: Nélida Beatriz (fallecida muy pequeña), Marta, Ana María, Mario, Rubén, Alicia y Carlos y en la actualidad la familia ha aumentado con 21 nietos y 20 bisnietos. Ely Elena recuerda con cariño “que fue madre de leche mientras criaba a sus propios hijos y cobijó a un par más en un hogar en que había lugar para todos”. Ahora vive en el Geriátrico Municipal, donde, según sus compañeros “sigue desplegando sus dotes de bondad, nobleza y generosidad”.

[Alrededor de ochenta personas se sumaron al acto en el centro vasco para participar de la entrega del ‘Patrimonio Tresarroyense’  2012 (foto EE)]

Con casi 90 años Alberto Losada, recuerda que “a los cinco años arreaba, me ocupaba de las vacas lecheras o los animales para consumo y alternaba las tareas rurales con los estudios primarios”. Al regresar del servicio militar, sin embargo, trabajó un tiempo en la Fábrica Istilart pero por su gran afición al trabajo de campo, prefirió dedicarse a tareas agropecuarias, entre otras cosas, a arreglar maquinarias agrícolas. Con los años, se instaló definitivamente en la ciudad donde se dedicó a tareas de mantenimiento de viviendas. 

A poco de cumplir 91 años, Daniel Brajovich posee un “excelente humor y suele participar en concursos literario y clases de teatro en el Centro de Jubilados”. Su vida laboral comenzó a los ocho años, como ‘boyerito’ de la trilladora de su padre. A los quince, entró como aprendiz en la Fábrica Istilart, e hizo durante tres años un curso nocturno de capacitación profesional como ajustador de matrices en la Escuela Técnica. En la fábrica trabajó treinta y dos años hasta que en 1969, y siendo jefe general, renunció a su puesto, “una dolorosa decisión que me causó mucha tristeza ante el inminente fin de una fábrica que fue orgullo de la ciudad”. Casado desde hace 61 años con Inés González, Brajovich cuenta sus vivencias y anécdotas en textos literarios de distintos géneros.

Terminada la entrega de distinciones, la euskal etxea ofreció un refrigerio a los homenajeados y a sus familiares y amigos. Alrededor de ochenta personas se acercaron al Hiru Erreka a participar del encuentro, que contó también, con la actuación de las dantzaris más pequeñas y adultas de la institución.