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Estebe Ormazabal/Sao Paulo, Brasil. Durante siglos los Pankararu han sido víctimas de la conversión, los ataques y la política oficial de desaparición. Por un lado a causa de los religiosos, y por otro por culpa de los ataques de los colonos  que buscaban terrenos para labrar, fueron perdiendo sus tierras tradicionales, y con ellas su lengua y su cultura. Hoy en día, después de muchas reivindicaciones políticas y peleas, han logrado recuperar el área que se conoce como  “Terras indigenas Pankararu”.

Al ser mayoritariamente campesinos, tras las duras sequías que sufrió en noreste de Brasil en 1930 los Pankararu emigraron a São Paulo. Algunos se quedaron aquí, donde crearon una nueva comunidad, siempre en contacto con los poblados originarios.

Hoy en día viven en São Paulo 1.500 Pankararus,  organizados políticamente en la favela de Real Parque, en la que acogen a  los compañeros que vienen de los poblados y mantienen sus tradiciones y cultura.

Olentzero une culturas

Muchos pasan la mayor parte del año en São Paulo trabajando, pero vuelven a sus poblados en la época de lluvias para labrar las tierras, lo que ha creado un vínculo especial entre São Paulo y estos pueblos.

El trabajo de los Pankararu de São Paulo se ha extendido por todo Brasil y hoy en día son una de las comunidades indio-brasileñas más activas políticamente en la lucha por sus derechos como ciudadanos. Por otro lado, el lugar donde se asienta su favela se encuentra en una zona al sur de São Paulo que está sufriendo una gran presión urbanística y la comunidad está llevando a cabo una gran resistencia a las presiones de las empresas constructoras.

Este año, una vez más, Euskal Herria y Brasil, Itsasondo y São Paulo, se han unido a través de  los regalos donados por niños y mayores de  Itsasondo. Cuando Olentzero emprenda el viaje de regreso desde São Paulo a Itsasondo lo hará  sin duda con un montón de nuevos amigos y un puente de solidaridad entre las culturas vasca y Pankararu.