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Buenos Aires, Argentina. La Sorgin Afaria del Iparraldeko Euskal Etxea porteño se desarrolló en un ambiente muy cálido y familiar. Como va formando costumbre, asistieron a la fiesta de las brujas un número considerable de amigos vascos, no solo socios, también miembros de otras entidades, la mayoría vestidos para la ocasión, como brujas y brujos. La Sorgin Afaria es la forma en la que el centro celebra la tradicional fogata de San Juan desde hace dos años, y por ello el pasado sábado 20 de junio --siempre se pasa la fiesta al fin de semana-- , los asistentes a la convocatoria se encontraron con una euskal etxea llena de telas de araña, sapos, culebras... todos los componentes para un original 'akelarre'.

[Decoración especial de 'telas de araña' en la 'Sorgin Afaria' de Iparraldeko Euskal Etxea]

El tiempo en estos días resulta bastante frío en la Argentina por lo que la cena con alubias obtuvo una excelente acogida entre los asistentes. El plato fue preparado, como no podía ser de otra manera, por Cristina Cordara, miembro de la Subcomisión de Cultura de la entidad y cocinera por excelencia en estas ocasiones. Antes del postre llegó la primera sorpresa de la noche, con el sorteo de varias pequeñas piezas de artesanía en madera con alusiones sobre brujas tealizadas por Juan Carlos Ibarrola. 

Gracias a la cena los asistentes entraron en calor para a continuación seguir disfrutando de la mágica velada. En el trinkete del centro se realizaron diversos juegos y bailes entre otros, iauziak, kontradantza y algún que otro fandango.

[Los asistentes realizaron diversos juegos antes de encender la fogata de San Juan]

[Los asistentes disfrutaron de un animado baile]

En la hora bruja, medianoche, se encendió la fogata de San Juan. En este caso, cierta tradición aún vigente obliga a que cada asistente escriba previamente un deseo en una pequeña tabla. Así, en el momento en el que se prendió la fogata, cada brujo y bruja contaba con su deseo plasmado en la madera para lanzarlo al fuego. Se cree que lo escrito en la madera se cumplira durante el año. Como fin de fiesta los asistentes contaron con la ocasión de beber el brebaje mágico especial de la noche --zurrakapote--, entonar canciones tradicionales vascas y marcarse unos bailes de despedida hasta el 'akelarre' del próximo año.