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Argitxu Camus, seis años estudiando la Diáspora vasca en EEUU: "Me llegó a superar el síndrome del inmigrante"

31/05/2011

La historiadora Argitxu Camus (foto DaniBlanco/Argia)
La historiadora Argitxu Camus (foto DaniBlanco/Argia)

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La historiadora suletina Argitxu Camus nació en 1980 en Onize Pea, a cinco kilómetros de Maule. La joven ha vivido casi seis años en EEUU, estudiando la situación y la identidad de los vascos de la Diáspora. Terminó su doctorado en la Universidad de Reno y desde entonces estuvo trabajando vinculada al Center For Basque Studies. La periodista Reyes Ilintxeta la ha entrevistado para el semanario Argia, en un artículo que traducimos y resumimos a continuación.

Reyes Ilintxeta/Argia. [Artículo completo, en su versión original, aquí]

-¿Qué te llevó a investigar la emigración vasca?

Cuando empezaba mi Maîtrise en Historia (primer año de Máster hoy en día) buscaba un tema para investigar. Sabía seguro que tendría relación con los vascos. Además, tenía 20 años y quería conocer mundo. Por tanto, cuando un profesor de Pau me comentó investigar "la emigración vasca a Argentina", el tema me interesó inmediatamente. Pero me puse una condición: la investigación debía llevarme fuera de Euskal Herria. No es un sentimiento fácil de explicar, pero desde pequeña he tenido ese hambre por viajar y conocer cosas nuevas. Comenté el tema en mi familia y -como casi todas las familias vascas- me di cuenta de que era parte de mi historia familiar. Mi abuelo era bajonavarro, de Jutsi, y estuvo siete años como pastor en el sur de California y algunos hermanos suyos se quedaron allá. Me preguntaba a mí misma: si ese fenomeno migratorio ha sido un capítulo tan importante de la historia de Euskal Herria, ¿por qué no lo nombramos más? Hace diez años, al menos en Iparralde, este tema no salía tanto a la sociedad como hoy en día. Con los años ha ido creciendo el interés por este tema.

Cambié el tema del año de maîtrise y decidí investigar la emigración vasca de París, centrándome en la historia de la Euskal Etxea de París. Al final no me fui tan lejos, pero no estuvo mal para empezar ¡para una joven que sale de Xiberoa! El fruto de ese trabajo fue mi primer libro, que publiqué en francés. Mientras investigaba, comprendí que el tema era tan interesante como complejo. Aquel año fue muy importante en mi vida, porque me abrió los ojos al mundo vasco. Cuando descubrí que en el mundo había unos doscientos centros vascos, supe que mi interés se dirigiría en esa dirección en los próximos años. En verano de 2003 participé en el Congreso Mundial de Centros Vascos que organiza el Gobierno Vasco, y allí, entre otra gente interesante, conocí a los representantes del Center for Basque Studies de Reno, y un año después viajé a los Estados Unidos a integrarme en su programa de doctorado. De aquí surgió mi segundo libro, The North American Basque Organizations, publicado en 2007. Y hasta el día de hoy no he puesto el pie en Argentina... Quizá este verano...

-Mirando a los vasco de EEUU. ¿Qué futuro crees que tienen?

Escogí diferentes comunidades para la investigación dado que la gente de cada una es diferente, porque proviene de distintos puntos de Euskal Herria. Por ejemplo, en Reno hay gente de Hegoalde y de Iparralde, en California de Iparralde (bajonavarros) y en Boise, en cambio son más bien vizcaínos.

La de Boise, por ejemplo, es muy dinámica, porque han conseguido atraer a los jóvenes. Su grupo de dantza es tremendo, hay cientos de jóvenes, y no solo txikis, sino también mayores.

Eso es algo que no se ve en otras comunidades. A menudo los jóvenes empiezan a bailar de pequeños (6 años), pero a los 12–13 años dejan esta actividad por otras (fútbol, beisbol…).

Sin embargo, al terminar la universidad y tener hijos, quieren que ellos también vivan aquello, y vuelven a las euskal etxeak. Esto es muy positivo, pues atrae sangre joven.

Hay jóvenes que han aprendido euskera en los centros vascos, pero no son muchos. Pero las euskal etxeak han empezado a dar clases de euskera, y quién sabe, quizá esta situación pueda cambiar.

-¿Tu también te has sentido, de algún modo, inmigrante en tu estancia en Reno?

Desde agosto de 2004 a noviembre de 2009 he vivido en EEUU, más de cinco años. Allí he conocido a gente de todo el mundo, he vivido nuevas experiencias y he aprendido una lengua nueva, el inglés. Pero al mismo tiempo que satisfacía aquel hambre que tenía desde pequeña, sin darme cuenta, me perdía un poco. Me explico...  Mientras avanzaba mi trabajo, con el paso de los años, he llegado a vivir los mismos problemas de las personas a las que estudiaba: lo que llaman "el síndrome del inmigrante". Igual que ellos, cuando estaba en EEUU tenía la cabeza en Euskal Herria y cuando volvía a casa echaba de menos algo. ¡Me superó esa identidad transnacional que conceptualizaba y describía tan bien en mi tesis! No era ni de aquí, ni de allí. En mi quinto verano en EEUU, un vasco me preguntó en un festival si iba a quedarme a vivir allí. Yo le respondí enseguida que no, pero aquel vasco me miró con una sonrisilla y me respondió con un punto de burla: "Sí, Argitxu. Yo también sigo diciendo eso y ya llevo 40 años aquí". Aquella respuesta tuvo el efecto de una bomba y me hizo pensar mucho: "Si no vuelvo ahora, no volveré jamás".



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