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El guipuzcoano que 'descubrió' América (en El Diario Vasco)

21/05/2018

En la tripulación que acompañó a Colón en su primer viaje a la Indias había representación de nuestro Territorio, con al menos un vecino de Deba a bordo

Enlace: El Diario Vasco

Ion M. Taus. Juan Sebastián Elcano, Andrés de Urdaneta, Miguel López de Legazpi, Antonio de Oquendo, Blas de Lezo, Cosme de Churruca...estos son solo unos pocos nombres, quizá los más reconocibles, de la larga lista de guipuzcoanos ilustres por sus hazañas relacionadas con el mar a lo largo de la Historia. Si tuvieramos que nombrar a todo aquel natural de nuestro Territorio Histórico que tomó parte en alguna expedición, conquista o batalla trascendental, nos llevaría mucho, muchísimo tiempo. Sin embargo, hay un guipuzcoano, olvidado por la historia, que merece cierto reconocimiento por haber participado en la expedición marítima más importante de la Historia.

Nos referimos, por supuesto, al primer viaje de Cristobal Colón hacia las Indias, que supuso el Descubrimiento de América. A pesar de que no tuvo un papel vital en aquella expedición, a bordo de una de las tres carabelas viajaba un marinero de Deba conocido como Juan Martínez de Azoque.

A través a los libros de la Contratación, las cédulas de nóminas o los informes de Méritos y Servicios de la época, numerosos historiadores han tratado de identificar a todos los que acompañaron a Colón en su expedición. En varias de esas listas aparece Juan Martínez de Azoque, natural de Deba y con cargo de marinero, incluso aparece en la de la historiadora norteamericana Alice Bache Gould que, hasta el momento, se tiene como la más autorizada por su exhaustivo estudio de las fuentes documentales originales.

«Juan Martínez de Açoque, vecino de Deva, quatro mil maravedis; recibiolos Viceynte Añes»

Más dudas hay sobre en qué embarcación viajó Martínez de Azoque a América, aunque los registros encontrados hacen pensar que formaba parte de la tripulación de La Niña. En la documentación del Archivo de la Fundación Alba, aparece registrado en los pagos como «Juan Martínez de Açoque, vecino de Deva, quatro mil maravedis; recibiolos Viceynte Añes», que hace referencia a Vicente Yañez Pinzón, capitán de La Niña, y al sueldo que recibiría por la expedición.

Algunos historiadores incluso sitúan un segundo guipuzcoano en la expedición, aunque esto ya entra en el terreno de la especulación. El antropólogo e historiador legazpiarra Jose Antonio Azpiazu Elorza explica que «había a bordo otro marinero que podría ser de Deba. Se trata de Juan de la Plaza, que aparece relacionado a continuación de Azoque, con la coletilla 'vecino de esta villa', lo que algunos interpretan que hace referencia a la anterior de su compañero de Deba». Sin embargo, esto no es seguro, ya que «otros apuntan a que se refiere a que era originario de Palos» matiza en su libro 'Hielos y oceános. Vascos por el mundo'.

A bordo de la Santa Clara, que pasó a la posteridad como La Niña debido al nombre de su propietario, el armador moguereño Juan Niño, el debarra Martínez de Azoque partió el 3 de agosto del 1492 del Puerto de Palos de la Frontera rumbo a lo desconocido. Tras una escala en Canarias, donde además de arreglar el timón de La Pinta, sustituyeron las velas triangulares originales de La Niña, convirtiendola en la nave más rápida de la flota, la expedición continuó su travesía por el Atlántico el 6 de septiembre.

Un nuevo mundo

Como es sabido, el objetivo original de Cristobal Colón era Cipango (el actual Japón), ya que su idea era abrir una ruta hasta Asia a través de Occidente, principalmente para el comercio de especias, así como la conquista de nuevas tierras para la corona de Castilla y Aragón. Según los cálculos de Colón, a la postre errados, sobre el tamaño de la Tierra, les esperaba un viaje de 700 leguas hasta su destino. Sin embargo, tras más de un mes de navegación y más de 800 leguas recorridas sin ver indicios de tierra, se dieron cuenta de que algo no iba bien. Durante la noche del 6 de octubre, se produjo el primer motín entre los marineros de la Santa María. Los hermanos Pinzón junto con Colón ahogaron la rebelión. Sin embargo, el 10 de octubre el malestar se extendió a todos, incluidos los propios hermanos Pinzón. Entonces, decidieron navegar tres días más y al cabo de este tiempo, si no encontraban tierra, darían media vuelta. El día 10 de octubre vieron pájaros, y finalmente pasada la medianoche del día 12, el marino Rodrigo de Triana gritó desde La Pinta: «¡Tierra a la vista!».

Desembarcaron el 12 de octubre en un isla conocida por los nativos como Guanahani, que Colón rebautizó con el nombre de San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas. En ella establecieron contacto con los nativos taínos, que se mostraron impresionados por ver a hombres blancos, con barba, armas de metal y barcos enormes, llegándoles a preguntar si venían del cielo. Durante tres meses, descubrieron distintas islas de las Bahamas, así como Cuba y La Española, en las que interactuaron con caciques locales, con relaciones que fueron eminentemente pacíficas, de curiosidad, regalos mutuos y colaboración.

Juan Martínez de Azoque logró sobrevivir a toda la travesía y volver a casa

En la Nochebuena de 1492, la Santa María que comandaba Colón encalló y naufragó en un banco de arena junto a La Española, por lo que el navegador genovés se tuvo que poner al frente de La Niña en la que viajaba el debatarra Martínez de Azoque para regresar a España. Durante el tornaviaje, La Pinta y La Niña se separaron por culpa de una fuerte tempestad, en la que los tripulantes de La Niña, al verse a punto de naufragar, realizaron el denominado voto colombino, en el que Colón decidió echar en suerte la promesa de peregrinar en romería a cuatro templos cristianos si salvaban el pellejo. Finalmente, La Niña se vio obligada a atracar en las Islas Azores, controladas por Portugal. Allí, parte de los hombres de Colón fueron arrestados y liberados posteriormente para, a causa de otro temporal, terminar atracando en Lisboa el 4 de marzo. Allí Colón se entrevistó con el rey Juan II de Portugal y le informó de su descubrimiento. Tras volver a partir llegaron al puerto de Palos el 15 de marzo de 1493.

No hay datos documentados de las andanzas concretas de Juan Martínez de Azoque durante las travesías de ida y vuelta ni durante el tiempo de exploración en los territorios descubiertos. Lo que sí esta claro es que este vecino de Deba logró alcanzar América junto a Colón y consiguiño regresar a casa sano y salvo. En agosto de 1496, está documentado que formó parte de la tripulación de la nao San Pedro, propiedad de otro paisano suyo llamado Lope Ibañez de Zelaia, que navegó dentro de la gran armada que se formó para trasladar a la infanta Juana 'la Loca' a Flandes para desposarse con Felipe 'el Hermoso'. Tal y como explica Javier Elorza en su libro 'Esplendor del canal y puerto de una villa medieval: Monreal de Deba', la nao San Pedro, que «había sido construida en el astillero de la villa debarra», «salió con el resto de naos de la villa cántabra de Laredo el 22 de agosto de 1496, llegando en los primeros días de septiembre a su destino, el puerto de Ramua en Flandes». Añade Elorza que «de condestable o responsable de su defensa iba Juan Martínez de Azoque, que según todos los indicios es el marinero que acompañó a Colón en su primer viaje a tierra americana».



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